martes, junio 23, 2009

Diez puntos para crear valor en medio de la crísis

En estos tiempos de crísis, en los que tan urgentemente requieren nuestras organizaciones incrementar la productividad y mejorar el servicio conviene recordar algunos puntos fundamentales en cuanto a creación de valor:

1 Quien trabaja es la persona. Es quien aporta la creatividad, la innovación, el valor.

2 La organización ofrece el EMPLEO. La persona aporta el TRABAJO.

3 Del trabajo, de su trabajo, la persona obtiene no solo la remuneración para su sostenimiento, sino además, por el trabajo la persona se perfecciona al poner en juego sus capacidades más altas.

4 Confundir trabajo y empleo tiene consecuencias funestas para las personas y las organizaciones. Cuando el TRABAJO de las personas se reduce al EMPLEO, pierden las personas y pierden las organizaciones.

5 El empleo considerado como "Ejecutar actividades pensadas y decididas por otro durante un determinado horario a cambio de una remuneración" es ahora el peor enemigo de la productividad, la flexibilidad al cambio y la innovación que tanto requieren tanto la organización como las personas para hacerse un lugar en un mundo cada vez más exigente y competido.

6 Hasta ahora todo el valor que las personas pueden aportar a traves del conocimiento, es decir, toda la riqueza que la personas tienen para poner en juego (su experiencia, su saber implicito, su creatividad, su voluntad libre, su inteligencia, sus motivaciones, su visión del entorno, etc) queda olvidada, relegada, menospreciada pues lo que la organización pide es que la persona "solamente se limite a cumplir las instrucciones" y se "ajuste a los requerimientos de la organización".

7 De esta forma el empleo impide que las personas pongan a trabajar todo su potencial, convierte rápidamente a las PERSONAS en EMPLEADOS. Las personas se adaptan rápidamente. Se olvidan de hacer su TRABAJO y se limitan a seguir ordenes a fin de preservar su fuente de ingresos. Poco a poco dejan en el olvido su potencial y sus anhelos. El empleo ha prevalecido sobre el trabajo

8 La organización ha de estar integrada ya no por "empleados" sino por "trabajadores" que realizan su trabajo empleando todas sus capacidades.
9 Es necesario establecer una nueva relación laboral. Pasar del "empleo" a un "convenio" de mutuo desarrollo entre las personas y la organización.

10 Crear condiciones para que las personas trabajen a toda su capacidad es la forma más práctica y efectiva para crear valor hoy, enmedio de la crisis, sin embargo, lo más importante es que estaremos contribuyendo a devolver a las personas la posibilidad de humanizarse a través del trabajo.

lunes, junio 15, 2009

Nuestras organizaciones pueden ampliar su capacidad para generar valor y convertirse en fuentes de vitalidad y desarrollo

¿Qué limita a nuestras organizaciones para crear mayor valor? ¿Por qué lejos de ser centros de vitalidad y desarrollo para los integrantes muchas organizaciones tienen colaboradores que se limitan a hacer lo mínimo?

Aumentar la productividad, reducir costos, incrementar ventas o participación de mercado, lograr la implantación de políticas o sistemas, mejorar el servicio, etc., los esfuerzos que realizan últimamente nuestras organizaciones, a veces por años, parecen no dar los resultados deseados.


Nuestras organizaciones necesitan crear más valor. Urge romper con aquello que limita la capacidad para crear valor. Competimos en un mercado cada vez más exigente y cambiante. Necesitamos innovar, sin embargo, para algunos dirigentes, como comentó el director de una pequeña empresa del ramo del acero, “estamos entrampados, por más esfuerzos que hacemos no alcanzamos a ver resultados”

Calidad total, trabajo en equipo, planeación estratégica, reingeniería, balanced scorecard, ISO, calidad en el servicio, RSE, etc., entre otras, han sido alternativas que si bien han ayudado, todavía están lejos de ser la solución a los problemas de productividad y competitividad de nuestras organizaciones. Las presiones son cada vez mayores sobre los directivos, los integrantes y la organización en su conjunto. Y por si fuera poco se nos presenta una gran crisis financiera…!!

Creo que tenemos ante nosotros la oportunidad de reinventarnos. La situación que vivimos nos dice que ya no tiene sentido ahondar buscando en el mismo lugar. Ya no podemos seguir haciendo más de lo mismo. En lugar de buscar más y mejores respuestas a viejos planteamientos es tiempo de cambiar la pregunta.

Pongo algunas preguntas cómo reto ¿Y si los problemas que vive nuestra organización fueran de tipo filosófico y no sólo de tipo económico, técnicos, financiero? ¿Y si con lo que nos enfrentamos no es una crisis sino que estamos más bien llegando al agotamiento de un modelo?

Considero que nuestras organizaciones están siendo interpeladas. Creo que lo que vivimos es un llamado para que nuestras organizaciones pasen a una etapa superior y se conviertan no sólo en centros productores de mayor valor económico sino en centros de desarrollo y vitalidad para los integrantes y para la sociedad en general.

Es precisamente a partir de la vitalidad y el desarrollo de sus integrantes, en su trabajo, como la organización encontrará su vitalidad.

Una manera muy práctica para emprender la vitalización de tu organización es dejar que las siguientes preguntas penetren en tu cabeza y tu corazón durante una semana:
¿Qué límites hemos de superar para aumentar sustancialmente el valor que hasta ahora es capaz de crear nuestra organización?

¿Hasta qué punto el trabajo que realizan las personas en tu organización es motivo de vitalidad?
Después organiza diálogos, de preferencia con la metodología de World Café, para que las personas puedan conversar sobre este tema y generar alternativas.

Nuestras organizaciones pueden ampliar su capacidad para generar valor y convertirse en fuentes de vitalidad y desarrollo


¿Qué limita a nuestras organizaciones para crear mayor valor? ¿Por qué lejos de ser centros de vitalidad y desarrollo para los integrantes muchas organizaciones tienen colaboradores que se limitan a hacer lo mínimo?

Aumentar la productividad, reducir costos, incrementar ventas o participación de mercado, lograr la implantación de políticas o sistemas, mejorar el servicio, etc., los esfuerzos que realizan últimamente nuestras organizaciones, a veces por años, parecen no dar los resultados deseados.

Nuestras organizaciones necesitan crear más valor. Urge romper con aquello que limita la capacidad para crear valor. Competimos en un mercado cada vez más exigente y cambiante. Necesitamos innovar, sin embargo, para algunos dirigentes, como comentó el director de una pequeña empresa del ramo del acero, “estamos entrampados, por más esfuerzos que hacemos no alcanzamos a ver resultados”

Calidad total, trabajo en equipo, planeación estratégica, reingeniería, balanced scorecard, ISO, calidad en el servicio, RSE, etc., entre otras, han sido alternativas que si bien han ayudado, todavía están lejos de ser la solución a los problemas de productividad y competitividad de nuestras organizaciones. Las presiones son cada vez mayores sobre los directivos, los integrantes y la organización en su conjunto. Y por si fuera poco se nos presenta una gran crisis financiera…!!

Creo que tenemos ante nosotros la oportunidad de reinventarnos. La situación que vivimos nos dice que ya no tiene sentido ahondar buscando en el mismo lugar. Ya no podemos seguir haciendo más de lo mismo. En lugar de buscar más y mejores respuestas a viejos planteamientos es tiempo de cambiar la pregunta.

Pongo algunas preguntas cómo reto ¿Y si los problemas que vive nuestra organización fueran de tipo filosófico y no sólo de tipo económico, técnicos, financiero? ¿Y si con lo que nos enfrentamos no es una crisis sino que estamos más bien llegando al agotamiento de un modelo?

Considero que nuestras organizaciones están siendo interpeladas. Creo que lo que vivimos es un llamado para que nuestras organizaciones pasen a una etapa superior y se conviertan no sólo en centros productores de mayor valor económico sino en centros de desarrollo y vitalidad para los integrantes y para la sociedad en general.

Es precisamente a partir de la vitalidad y el desarrollo de sus integrantes, en su trabajo, como la organización encontrará su vitalidad.

Una manera muy práctica para emprender la vitalización de tu organización es dejar que las siguientes preguntas penetren en tu cabeza y tu corazón durante una semana:

¿Qué límites hemos de superar para aumentar sustancialmente el valor que hasta ahora es capaz de crear nuestra organización?

¿Hasta qué punto el trabajo que realizan las personas en tu organización es motivo de vitalidad?

Después organiza diálogos, de preferencia con la metodología de World Café, para que las personas puedan conversar sobre este tema y generar alternativas.